Jackson, el joven panameño que Estados Unidos premió por impulsar la educación.
Rodríguez acaba de cumplir 21 años y desde hace cinco trabaja para volver las ciencias accesibles a todos. Su lema: enseñar como le hubiera gustado que le enseñaran a él
El panameño José Rodríguez, más conocido como Jackson y a quien Estados Unidos distinguió como uno de los diez jóvenes líderes emergentes este año en el mundo, quiere mejorar la vida de la gente pero no sueña con ser presidente, sino con ser maestro.
“Para mí, la profesión que genera el mayor cambio crítico es ser maestro. El superpoder que yo quiero tener es ser maestro”, asegura a AFP, sin ocultar su pasión sobre la capacidad de “dar alas” que ofrece la educación.
Lo dice con una sonrisa inmensa y ataviado con un traje típico de la cultura congo, la tradición de música y baile que llegó a Panamá con los africanos llevados como esclavos en la colonia española.
“Soy descendiente negro y estoy muy orgulloso de recibir este premio con un atuendo congo, de poder representar a esa cultura que ha pasado por muchas vicisitudes en la historia panameña y ha logrado salir adelante a pesar de tener todo en contra”, afirma.
Rodríguez acaba de cumplir 21 años y desde hace cinco trabaja para volver las ciencias accesibles a todos. Su lema: enseñar como le hubiera gustado que le enseñaran a él.
A los 18 años conoció a Johel Batista, el panameño fundador de Ayudinga!, la plataforma que desde 2011 “busca innovar las metodologías de enseñanza de manera creativa, diferente e interesante” con clases gratuitas a través de videos online.
“Nos estrechamos las manos y nos dijimos: ‘Vamos a cambiar la educación para mejor'”, cuenta Jackson, y recuerda que no tenían “ni dinero, ni oficina, ni nada”.
– De Ayudinga! para Latinoamérica –
Hoy trabajan con una decena de estudiantes universitarios, y tienen un canal de YouTube con más de seis millones de visitas.
“De Panamá son solo el 5%. Nos siguen en México, Chile, Colombia, Ecuador, en toda Latinoamérica. En Medellín, un estudiante nos agradeció porque con Ayudinga! pudo entrar a la universidad. Muchos nos dicen que con nuestros vídeos han pasado materias como trigonometría, álgebra, que ven en nosotros una ventana de empoderamiento educativo”, dice.
“Si a nosotros nos va bien, ¿por qué no ofrecer acceso a otros?”, se pregunta Rodríguez, que cursa cuarto año de ingeniería en la estatal Universidad Tecnológica de Panamá y sueña con acortar la brecha entre la enseñanza pública y la privada.
“En Panamá, la educación que recibes es determinada por dónde naces. Eso no debería pasar. El estudiante que viene del barrio más pobre debería tener las mismas oportunidades y competencias que el que viene del más rico”, sostiene.
“La educación debe ser un nivelador social y no un perpetuador de la inequidad. Debe ser la puerta para todo lo que un ‘pelao’ (niño) quiera hacer”, enfatiza, prodigando simpatía con su hablar caribeño.
Los ojos solo se le llenan de lágrimas cuando piensa en su familia, que por los altos costos no pudo acompañarlo a recibir el “2018 Emerging Young Leaders Award” en el Departamento de Estado el miércoles.
“Nunca fuimos una familia adinerada, pero siempre tuve comida, techo y educación y era lo único que necesitaba para ser lo que soy ahora”, dice, y la voz se le quiebra cuando repasa el esfuerzo de su madre y de sus abuelos y recuerda que su papá “vendía pescado y platanitos” para que él estudiara.
– “Revolución educativa” –
Rodríguez siente que el premio que acaba de recibir, que ganó junto a otros nueve jóvenes de todo el mundo, es “un paso más” hacia la “revolución educativa” que quiere hacer en su país.
“En Panamá, hay gente talentosísima que merece muchísimo más y estoy seguro de que con la educación vamos a poder detectarla e impulsarla”, asegura. Y le vuelve la sonrisa.
Desde hace tres años, Estados Unidos galardona a diez jóvenes de entre 18 y 24 años en todo el planeta “que han demostrado la tenacidad y el coraje para crear un cambio social positivo”.
Durante tres semanas, los jóvenes aprenden en Estados Unidos sobre prácticas de liderazgo, organización de estrategias, y creación de redes de apoyo en el sector público y privado.
Además de Jackson, este año ganaron Sara Abdullah Abdulrahman (Irak), Diovio Alfath (Indonesia), Ece Çiftçi (Turquía), Tanzil Ferdous (Bangladés), Zina Salim Hassan Hamu (Lituania), Dania Hassan (Pakistán), Nancy Herz (Noruega), Isasiphinkosi Mdingi (Sudáfrica) y Firuz Yogbekov (Tajikistán).
En la ceremonia de reconocimiento, una funcionaria del Departamento de Estado les preguntó a varios qué les había impresionado más de sus compañeros premiados. La “humildad”, “el trabajo duro” y “las ganas de cumplir sus sueños”, dijeron.
Vìa. Cinthia Almanza
Comentarios
Publicar un comentario