La experiencia con el placer "incluye tantas variables como la naturaleza", pero en el caso del sexting muchas veces se apela a la necesidad de "sentirse aceptado, deseado, querido".
Caso contrario se presenta cuando el sexting en desigualdad de condiciones puede ser "una ventana" a prácticas más graves como la pederastia, el ciberacoso o incluso la trata de blancas. / Foto: Ilustrativa Pixabay
México / FFE
El envío de imágenes eróticas por mensajería instantánea, una práctica conocida como sexting, puede ser una señal de buena salud sexual siempre que haya igualdad de condiciones entre los practicantes, dijo Efe la psicóloga Nélida Padilla.
"Entre personas adultas que llegan a un consenso en el que se asumen los riesgos no creo que sea una herramienta de dominación", afirmó la educadora sexual.
Sin embargo, apuntó, si una de las partes "está en desventaja, es cuando puede utilizarse como una herramienta de poder y sometimiento".
Este razonamiento se basa en la necesidad de muchos practicantes de elevar su autoestima, ya que los seres humanos necesitan "sentirse aceptados, deseados, queridos".
Ante la debilidad humana, la coerción y el chantaje acechan por parte de adultos a adolescentes que, ante esta necesidad de aprobación, entregan su intimidad en una experiencia de gozo que no controlan, pero en cierto modo disfrutan.
El procedimiento es claro, establecer un vínculo virtual e ilusorio que haga a la parte dominada sentirse especial y deseable, para después iniciar el chantaje y ser dueño de su intimidad.
"Utilizan esta práctica del sexting no para su placer, no para algo erótico o beneficioso en una relación, sino para dañar a la otra parte", aseveró Padilla.
Los adolescentes se ven tentados cuando alguien adulto se presenta fácil e inmediatamente -algo que exacerba el medio virtual- y ofrece la oportunidad de dar información o hacerles sentir algo.
"Desafortunadamente, las dinámicas de nuestro mundo actual hacen que los jóvenes sientan un gran abandono en todo sentido", indicó la especialista, aludiendo a la falta de atención de padres a hijos.
Si bien "no es una práctica que esté mal", sí es importante "que haya un consenso y que nadie salga dañado", insistió.
En casos extremos, el sexting en desigualdad de condiciones puede ser "una ventana" a prácticas más graves como la pederastia, el ciberacoso o incluso la trata de blancas.
La experiencia con el placer "incluye tantas variables como la naturaleza", pero en el caso del sexting muchas veces se apela a la necesidad de "sentirse aceptado, deseado, querido".
En el intercambio de imágenes sexuales mediante herramientas digitales el placer tiene una naturaleza bicéfala, que esconde fundamentalmente dos vertientes: "Para unas personas es muy placentero ver, pero para otras es muy placentero ser vista".
La doctora en psicología por la Universidad Nacional Autónoma de México(UNAM) consideró que el atractivo del sexting reside en la excitación que provoca romper el tabú que envuelve a la sexualidad.
"Como se le ha dado (a la sexualidad) este tinte prohibido de que no debe ser hablado, que no debe ser vivido, justo eso propicia curiosidad y esa prohibición es lo que excita. Trasgredir la norma, la regla, es lo que propicia la excitación", detalló.
La educación sexual de la cultura occidental, en general, se sustenta en un doble discurso; de un lado la publicidad y los nuevos medios digitales (gifs, instagram, snapchats) bombardean con mensajes y símbolos eróticos "que nos incitan a pensar en la sexualidad", pero por otro lado "se nos coarta a la hora de hablar de ello".
Esto explica, en cierta medida, la aparición de este tipo de técnicas, ya que el ecosistema cultural "privilegia mucho el sentido de la vista, sobre todo para lo sexual", algo que responde también al éxito que tiene la pornografía.
A la hora de practicar el sexting se observan dos tendencias: la de parejas estables con total confianza y la de personas que no se conocen de nada, pero desean compartir su intimidad sexual con un desconocido.
La experta concluyó que "el intercambio de contenido erótico" puede "refrescar las relaciones de pareja".
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